LA REINVENCIÓN DEL TERROR.

El cine de terror es sin duda lo más goloso en taquilla, y por otro lado, lo más explotado. Es difícil dar con alguna cinta que cuente algo de una manera original o sencillamente algo distinto, y es que lo que nos da miedo se cuenta con los dedos de una mano. 

Algunos directores han dado una vuelta de tuerca a este genero, pero claro, no se trata de esas cintas que de alguna manera hicieron del terror lo que es hoy en día. Películas como «Hereditary», «It Follows» o «The Witch» han aportado un giro en estos últimos 5 años, pero es verdad que a los que les gusta pasar miedo de verdad en la butaca de un cine, con estas pelis no lo van a conseguir.

Las películas de sustos solo funcionan para un público medio, personas que no están habituadas al cine y que saltan en su butaca con el típico armario con espejito que se cierra y aparece alguien reflejado en él, pero para quienes consumen cine de terror habitualmente, esto es ya viejuno, caduco, desfasado.

Me centro en quienes degustamos el terror desde un punto de vista más elaborado, quienes queremos chicha nueva, otro formato que nos renueve las energías y nos devuelva la esperanza… Estoy desacuerdo que el cine convencional de sustitos debe seguir en pie para las nuevas generaciones, que nadie se quede sin su menú de terror clásico, pero para los que superamos hace un tiempo la treintena, la carta se queda escueta, los platos son insulsos y la coca-cola ya no es la chispa de la vida.

Como guionista, entre otras cosas de terror, debo considerar que no soy muy fácil de contentar, y que lo que me da miedo de verdad ya se realizó con cintas como “The Blair Witch Project” o “Paranormal Activity”, donde realmente me genera una inquietud y un canguelo importante por ser ambientes de alguna forma familiares… una casa, una acampada… en fin. Aunque debo reconocer que James Wan es de los pocos directores que consiguen generar inquietud y de alguna forma miedo dentro del cine “convencional”, y en un entorno que en ningún momento nos puede parecer familiar… y dentro de esto destacar “Los Otros” de Amenabar, donde tan solo con su cámara, y sin ningún tipo de circo digital (efectos especiales digitales) conseguía encogerte el corazón con el niño Víctor de las narices.

Escribir una historia que de miedo es difícil, y más si te quieres dirigir a un público exigente. Donde más propuestas se pueden ver es en el formato cortometraje, producciones asequibles que exponen historias cortas, que si llega al gran público, pueden convertirse en una premisa de largometraje… aunque muchas veces en ese formato se deshinche. 

Algunos cortometrajistas han optado últimamente por utilizar el terror para denucniar, como en el caso de “Cenizo” de Jon Mikel Caballero, o “Miedos” de Germán Sancho, ambos con un trasfondo social o directamente una denuncia en forma de cortometraje de terror o fantástico. 

Otros directores, como es mi caso, simplemente buscan realizar una película donde zombies, demonios o exorcismos sean el núcleo central de la historia, haciendo así un sueño realidad, el de formar parte del cine que han mamado. Esto no quita que no haya que darle vueltas a una historia para que la cosa no sea más de lo mismo, o que al menos eso se pretenda. 

Luego está el cine retro, ese cine antaño ochenteno que a muchos fanáticos de la época les apasiona, pero que no deja de ser eso, una pasión, algo que les evoca recuerdos, cariño, amor por las dosis de nostalgia, o que sé yo.

Cuando hablo de cine de terror no meto en el saco el cine slasher, este es otro tema a parte que anda igual de perjudicado o peor, pero que mantiene a más nostálgicos que el resto de categorías, por lo que tampoco quiero ahondar en este terreno, pues no soy fan de este género, aunque lo haya sido de los personajes míticos que todos conocemos.

La ambientación parece ser la forma en la que el cine de terror se está apoyando para su renovación, una táctica detestable para unos y admirada por otros. Un ejemplo es “The Lighthouse”, donde realmente miedo, miedo… no es que de, pero sí una ambientación cargada que poco a poco va asfixiando al público, pero que de ningún modo puede llamársele terror.

Como digo, es un tema difícil, algo que aunque se le deje respirar, no tiene mucha vuelta de hoja… esperemos que las nuevas generaciones nos deleiten con algo de originalidad, y que no sea solo mediante la temática de las redes sociales., que empieza a quedar caduco en tan poco tiempo.

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