Costa-Gavras nos deleita con un film de alto contenido en humor negro, la película es de 2005 y atención a la sinopsis:
Bruno Davert es un alto ejecutivo que trabaja desde hace quince años en una fábrica de papel. Debido a la reestructuración económica de la empresa, él y cientos de empleados son despedidos de la noche a la mañana. En principio la medida no le preocupa; es joven (ronda los cuarenta), tiene una preparación excelente y confía en encontrar pronto un puesto de trabajo similar. Tres años después, aún sin trabajo, sólo piensa en sobrevivir y garantizar el futuro de su familia. Por ello, decide, con la ayuda de un arma, pasar a la acción y aniquilar a la competencia de una forma ordenada y lógica. Al mismo tiempo prepara el asalto a la Corporación Arcadia, el último obstáculo entre él y el puesto laboral que ansía.
Con un argumento así es normal que quieras verla, y más si se trata de cine francés. Este filme es sin duda una ráfaga de aire fresco en cuanto a comedia negra se refiere. La sutileza con la que trata las escenas, lo bien elaborado que está el guión, y la interpretación de unos actores que dan la talla hasta el punto de creerte lo surrealista de los acontecimientos, son el pilar de esta película de dos horas de duración.
No hablamos de una película con gran fotografía, ni de maravillosos planos… es más, podemos decir que en ese aspecto es más un telefilme que otra cosa, pero el ingenioso guión, con sus peculiares diálogos, la llevan a un escalón superior donde se puede calificar de obra inteligente y destacable.
No es fácil llevar a cabo este tipo de cine sin sobrepasar la línea de lo absurdo, en este caso, su director sabe mantener las distancias sin sobrepasar la línea, aunque en muchas ocasiones se acerca a la comedia absurda más rutinaria, pero son pocas las ocasiones.
Tal vez un poco larga, tal vez le sobren 20 o 30 minutos, esta sensación la dan algunas escenas que parecen entrar en bucle, pero sin duda el final merece la pena, y aunque se pueda prever dicho desenlace, no deja de ser inquietante.
Recomendable para quienes como yo, no les gustan las comedias al uso, y requieren de el humor negro para sacar una sonrisa, e incluso una carcajada.