THE WAR (valores morales)

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“La Guerra” (1994) es un film de Jon Avnet con guión de Kathy McWorter, que narra las vivencias de unos chicos cuando su padre regresa de la guerra.

Kevin Costner protagoniza junto a un jovencísimo Elijah Wood, este drama repleto de valores éticos y morales perfectamente filmados en una América profunda de los años 70 donde el tiempo parece haberse detenido en los 50, y en el que la educación era difícil de adquirir, y mucho menos en pueblos de escasos habitantes retirados de la civilización.

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Tiene un guión muy cuidado en el cual los niños son protagonistas absolutos. Una pandilla de chicos y chicas de entre 5 y 13 años muy característicos (en un casting muy bien realizado) son víctimas de bromas y trastadas de unos chavales de su misma edad pero con una pésima educación por parte de sus padres.

Trastadas típicas de chavales que en ocasiones rozan la maldad y concluyen en drama. Con un Kevin Costner estupendo, como nos enseñó en películas como “Un Mundo Perfecto”, con una interpretación correcta y fiel a su personaje, un personaje muy difícil de plasmar en pantalla.

THE WAR, Lexi Randall, Elijah Wood, LaToya Chisholm, 1994, © Universal
THE WAR, Lexi Randall, Elijah Wood, LaToya Chisholm, 1994, © Universal

Tierras secas y días muy cálidos en tórridos meses de verano, casas en el árbol, carreras de carritos hechos a mano, un trauma bélico imposible de eliminar, Dios en duda por un niño que no comprende la vida… ingredientes que aliñan una cinta repleta de emociones, sentimientos y escenas memorables donde se enseñan valores humanos. Y que viene genial a niños y mayores para recordar que la solución no reside en el odio y el rechazo.

Por Isaac Berrokal

LIONHEART: EL LUCHADOR (el mejor film de Van Damme)

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Sheldon Lettich & Jean-Claude Van Damme escriben este guión para delicia de todos los adolescentes y espectadores amantes del cine block buster.

SINOPSIS:

León Gualtier es un desertor en la Legión Extranjera que llega a los EE.UU y encuentra a su hermano entre la vida y la muerte y a su cuñada sin dinero para curar a su marido y mantener su hija. Para ganar el dinero necesario, Gualtier acepta para participar en peleas clandestinas.

En 1990 nacía en circuito de videoclub “Lionheart: El luchador”, una película de Sheldon Lettich protagonizada por Jean Claude Van Damme. Un film donde el actor belga al fin ponía una nota dramática en una historia donde la ternura por medio de una niña pequeña y su madre, a quienes debía mantener de manera anónima, y a base de peleas callejeras, consigue calar en el corazoncito de los espectadores.

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En esta película nos encontrábamos con un Van Damme más humano, con una interpretación más dedicada y con un argumento donde la superación y el drama van de la mano deleitándonos con escenas de acción y algunos personajes bastante llamativos, como es el caso de Harrison Page, quien da vida a un “ratilla” de la calle con mucha labia y un corazón que no le cabe en el pecho, el cual se convierte en manager y compañero de aventuras durante los 108 minutos del metraje .

En esta ocasión los luchadores están bastante caracterizados, recuerdan a ciertos videojuegos donde los villanos se diferencian muy bien unos de otros… quien sabe, tal vez en los 80 Van Damme basase su idea en estos personajes digitales…

Este film medio ochentero y con un fuerte look que atisbaba el cine de los noventa, es sin duda la mejor película de Jean Claude Van Damme. Un momento cumbre de su carrera donde aún le quedaban un montón de años venideros siendo el rey del videoclub con títulos como: “Sin escape” (1993), “Blanco Humano” (1993) con John Woo, “Soldado Universal” (1992) o la sorprendente  “The Quest” (1996), un film dirigido por el propio Van Damme, y que tuvo estreno en cine con una notable mejorada factura y mejor propuesta de guión.

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Hasta la fecha ha intentado apartarse de la figura de acción y dedicarse al drama, pero le ha sido imposible, por lo que aceptó pertenecer al club de Stallone  y Mercenarios en 2012.

Vamos a omitir y olvidar las desesperadas acciones que ha tenido últimamente con películas donde se parodia a sí mismo, y que encima no le han dado ningún reconocimiento…

Van Damme, te queremos, no te rebajes, sigue siendo tú mismo!

Por Isaac Berrokal

COSAS QUE HACER EN DENVER CUANDO ESTÁS MUERTO

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“¡¿Conocéis la historia de Jimmy El Santo?… era, la hostia en vinagre!”

Así empezaba y acababa este peliculón, el genial Jack Warden sentado en la mesa de un Dinner americano se dirigía a cualquiera que se sentase con él y soltaba tal frase, mientras por la puerta entraba Andy García juntando las manos y luciendo sonrisa socarrona.

Éste es sin duda el mejor papel de García, nadie puede igualar su maestría para hacer este personaje, nació para interpretarlo. Una película plagada de personajes inolvidables e imperfectos que afrontan una muerte segura, cada uno a su manera, pero con dignidad, con un sorpresón final que hace que uno entienda la vida y la muerte de otro modo, jamás he visto un final tan bueno, de los que te ponen la sonrisa en la cara, en una cinta que marca el drama desde el principio (no me refiero a lo de Jack Warden, eso es aparte, pero no lo voy a desvelar, “Jimmy El Santo no se lo merece”). Es una película que suelo volver a ver cuando me siento perdido, deprimido, cuando alguien se ha ido de mi vida, en mi opinión, todo el mundo debería ver esta película al menos una vez en su vida. Es una joya olvidada, con un reparto inmenso, que borda escena a escena un mecano inolvidable.

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La primera vez que la vi, era un sábado por la tarde, lluvioso, tenia unos 14 años, quizás fue el momento, o que estaba en pleno pavo y huía de las películas complacientes con personajes marcados, con buenos y malos, aquí cada uno es cada cual y hace lo que hace con sus razones, es una alegoría y una celebración a la personalidad, a como se deben afrontar las consecuencias pase lo que pase, porque aunque venga el señor “ Shhhhh ” (Steve Buscemi llenando la pantalla sin soltar una sola frase ¿hace falta decir más?) a por ti, mandado por “El hombre” (Christopher Walken en un papel memorable, excéntrico y muy cabrón, más aun que en “Amor a quemarropa”) tu eres quien eres y pones tu alma en ello, en vivir, en ser decente, en ligarte a la bellísima Grabielle Anwar poniendo el corazón aunque al final se vaya con un capullo que no la merece.

Los años pasan, las vidas cambian, pero siempre habrá un lugar donde todos seremos lo mejor de nosotros mismos. Solo os puedo decir una cosa más:

“Copas de Yate, amigos”

Por Adrián Alfaro